viernes, abril 13, 2007


En el umbral del sepulcro
la celestial voz llama

Profundo en la fosa
el lúgubre sudario se desgarra

El gusano despavorido
su manjar inquieto deja

Agonizante, la carne muerta despierta

Las angustiadas moscas
su intranquila oda declaman

Profundo en la fosa
el grotesco portento se levanta

Las cucarachas espeluznadas
su pútrido néctar abandonan

Adolorida, la carroña se apresta
cuando la voz de Cristo comanda:

"¡Lázaro, Lázaro, levántate y anda!"

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