Moscas
Y mientras tus gélidos
gemidos
congelan las últimas
gotas de mi razón,
me desintegro
en la amargura
que nace en lo profano
de tu oración.
Y mientras tus mórbidas
miradas
reencarnan los demonios
marrones de mi aprensión,
me quemo
en el infierno
que arde en las ruinas
de tu corazón.
Y sobre tu pútrida
carne
merodean las moscas
Y en tu roída
mente
florecen negras rosas
Y tu gélida mirada
Y tus mórbidas prosas,
desaparecen como la
sangre
de los que
en mis brazos reposan.
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